Las economías prosperan no por preservar el statu quo, sino por permitir que la innovación reemplace lo obsoleto.
Durante más de dos siglos, el progreso económico ha seguido un mismo patrón: innovar, transformar y reconstruir.
La destrucción creativa, concepto introducido por Joseph Schumpeter y desarrollado por los Nobel de Economía 2025 — Philippe Aghion, Peter Howitt y Joel Mokyr — describe este fenómeno como el motor del crecimiento sostenido.
Cada revolución tecnológica marca un nuevo ciclo donde el conocimiento, la competencia y la apertura al cambio impulsan la productividad, pero también reestructuran la economía entera.
Del vapor a los datos: cómo el cambio cultural sostiene el progreso
La Revolución Industrial no fue solo una historia de inventos, sino de mentalidad.
Como señaló Joel Mokyr:
“El crecimiento sostenido solo fue posible porque la sociedad desarrolló una cultura que aceptaba la innovación y el cambio tecnológico.”
En el siglo XVIII, el mundo pasó de la fuerza animal a la energía mecánica, del taller artesanal a la fábrica.
El telar mecánico, la máquina de vapor y la energía eléctrica destruyeron oficios tradicionales, pero generaron nuevas industrias, empleos y productividad.

La lección es clara: el conocimiento útil —ese que conecta teoría con práctica— fue el verdadero combustible de la revolución.
Hoy, ese mismo conocimiento impulsa una nueva era: la revolución de la inteligencia artificial.
Startups e IA: los motores de la nueva economía global
En el siglo XXI, las startups son los vehículos modernos de la destrucción creativa.
Cada una desafía el statu quo y reconfigura industrias completas:
- Uber redefinió la movilidad.
- Airbnb reinventó la hospitalidad.
- Tesla aceleró la transición energética.
Y para muestra, basta con mirar quién lidera hoy la economía mundial: NVIDIA, Apple, Microsoft, Amazon… Todas nacieron como startups.
Hoy, la innovación no depende de fábricas ni chimeneas, sino de algoritmos, datos y conocimiento compartido.

La inteligencia artificial automatiza tareas cognitivas y físicas, acelera la innovación y redefine lo que entendemos por trabajo.
Estamos viviendo una nueva Revolución Industrial, más veloz y global que la anterior.
5. Semejanzas y diferencias entre ambas revoluciones
| Aspecto | Revolución Industrial | Revolución Startup / IA |
|---|---|---|
| Motor de innovación | Energía mecánica, producción en masa | Software, datos, algoritmos |
| Tipo de trabajo afectado | Manual y físico | Cognitivo y creativo |
| Duración de ciclos | Décadas | Años o meses |
| Difusión del conocimiento | Limitada a gremios/universidades | Global e instantánea (Internet) |
| Instituciones clave | Fábricas, sindicatos, ferrocarriles | Plataformas, capital de riesgo, ecosistemas digitales |
| Impacto social | Urbanización, desigualdad inicial | Desplazamiento digital, brecha del conocimiento |
| Resultado | Capitalismo industrial | Capitalismo cognitivo / digital |
Ambas comparten un mismo ADN:
innovación → disrupción → destrucción → reconstrucción → crecimiento.
Made: el sistema operativo de la nueva revolución industrial
En Made, creemos que el futuro de la industria no se construye preservando procesos antiguos, sino reemplazándolos con inteligencia.
Nuestra plataforma automatiza tareas cognitivas y físicas dentro del sistema operativo de la reindustrialización.
Desde la cadena de suministro hasta la cotización y logística, Made convierte el caos manufacturero en eficiencia sincronizada.
Cada vez que una fábrica migra de hojas de cálculo a Made, ocurre un ejemplo real de destrucción creativa positiva:
procesos manuales desaparecen, pero emergen nuevos sistemas más productivos, trazables y competitivos.

Y el impacto es multiplicador:
“Por cada trabajador en manufactura, se generan 4.8 empleos adicionales en la economía.”
— The National Association of Manufacturers (NAM)
Digitalizar y automatizar la manufactura no solo mejora la productividad industrial: reactiva economías completas.
Made está construyendo ese ciclo virtuoso donde conocimiento, tecnología y apertura al cambio generan crecimiento real y sostenible.
El conocimiento útil: el puente entre el saber y el hacer
Mokyr describía el “conocimiento útil” como la fusión entre teoría y práctica — entre lo que sabemos y lo que somos capaces de ejecutar.
En Made, esa idea se materializa:
- La IA aprende de datos industriales reales, simulando cadenas de suministro y producción.
- La automatización cognitiva traduce ese conocimiento en decisiones operativas inteligentes.
- La infraestructura tecnológica convierte esa inteligencia en acción, acelerando tiempos, reduciendo errores y costos.
Este ciclo —del saber al hacer— es lo que convierte a Made en un motor real de la nueva revolución industrial.
Reflexión final
La historia demuestra que cada salto de productividad nace del mismo principio: la destrucción creativa.
El desafío no es evitar el cambio, sino canalizarlo para generar bienestar y progreso.
Así como el vapor transformó el mundo físico, la inteligencia artificial está transformando el mundo industrial.
Y en ese punto de inflexión, Made emerge como el sistema operativo que convierte la innovación en crecimiento económico real.
Porque las economías —y las sociedades— prosperan, no por preservar el pasado, sino por construir el futuro.
En Made estamos construyendo ese futuro.